jueves, 29 de marzo de 2007

Y votaron los liberales...


Después de sus elecciones internas el domingo, el Partido Liberal podría repetir la famosa frase de Mark Twain: "Las noticias de mi muerte han sido muy exageradas".


No de otro modo puede interpretarse la copiosa respuesta de los liberales a la convocatoria -sin mayor promoción en la prensa, hay que decirlo- para elegir parte de los delegados a su próximo Congreso y sus directorios municipales y departamentales.


Los 1'274.656 votos excedieron los cálculos más optimistas y quedaron a escasos 160.000 sufragios de lo logrado en las parlamentarias de marzo del 2006. Se superaron de lejos los 555.000 votos obtenidos por el Polo Democrático Alternativo (PDA) en su consulta de noviembre del 2006, y el millón de votos de la consulta conservadora del 2005, que definió el apoyo a la reelección. Con razón el jefe único, César Gaviria, dijo que el partido "está vivo y recuperando su vocación de poder".


Todo indica que el liberalismo ha logrado revertir la tendencia negativa que lo venía afectando desde la crisis del proceso 8.000, que se agudizó con la desbandada de congresistas, concejales y diputados producida por el uribismo. Aunque no está exento de problemas internos y desafíos de política.Es evidente que el entusiasmo demostrado por los electores no fue ajeno al proceso de democratización interna establecido en los nuevos estatutos liberales y consolidado durante la jefatura del ex presidente Gaviria.


Nuevas normas, con las cuales el liberalismo busca dejar atrás las épocas en las que un cacique local entregaba a bolígrafo avales electorales. Ahora solo podrán ser candidatos a concejos, asambleas, alcaldías y gobernaciones los que participaron en la elección del domingo para ganar limpiamente esos avales. Algo que puede generar una saludable renovación de cuadros directivos.Parte de la crisis del liberalismo obedece a que sus rencillas internas le han impedido afinar una política de oposición a Uribe que, a la vez que lo deslinde claramente de la izquierda y del PDA, consiga disputar el centro del espectro político.


Sectores radicales como el que encarnan Piedad Córdoba y, en menor medida, el serpismo, con su cerrera oposición a Uribe, jalan al liberalismo hacia la izquierda y lo aproximan al Polo. Sin embargo, las recientes salidas de la senadora, su marginamiento del proceso de consulta interna y el evidente lastre que carga el serpismo por el 8.000 empiezan, quizá, a facilitar al gavirismo la consolidación de una posición de centro que haga oposición al Gobierno en ciertos temas y pueda coincidir en otros.Lo dijo el propio Gaviria en entrevista con este diario, al citar como divergencias el tema paramilitar, el de Justicia y Paz y las transferencias.


Pero no es de descartar que otras posiciones se impongan, por ejemplo, ante el TLC. Los primeros resultados en esta "búsqueda de identidad" liberal en las nuevas condiciones políticas del país también incidieron en el buen suceso de la consulta.Está por verse cómo queda la repartición de fuerzas entre gavirismo y serpismo (¿se marginará Piedad?) con miras al Congreso del 28 y el 29 de abril, que va a definir no solo el rumbo inmediato del partido y las líneas generales para las candidaturas de octubre, sino la suerte de la jefatura única y las bases hacia la contienda del 2010. Por lo pronto, la votación del domingo lo deja con el capital político para enfrentar las difíciles decisiones que aún tiene por delante.

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